jueves, 2 de octubre de 2008

Alvaro Rudolphy se diversifica “No sé si es un acto de valentía o de masoquismo agudo”



Acaba de terminar con las funciones de “El rapto en el Serrallo”, la obra de Mozart que dirigió Myriam Singer, que dado el éxito volverá en dos funciones en enero próximo. “Conocí otro mundo. Fue salir del cascarón en el que está metido uno. Muy enriquecedor”, sostiene el actor que interpretó a Selim, un rajá que compra a una joven noble española enamorada de otro hombre. Rol que fue escrito para un actor y no un cantante lírico. “Cantar, ni una posibilidad, pero tengo que trabajar mi voz, sin duda. Uno la va mal acostumbrando con la TV y el cine. Me di cuenta con el trabajo de ellos de que, ¡ufff!, uno está a años luz de lo que logran”.

Este fin de semana el actor reestrena “Tape”, la obra donde dirige a Javiera Contador, Iñigo Urrutia y Guido Vecchiola, sobre la historia de Stephen Belber que adaptó Pablo Illanes. Ahora en el Teatro Alcalá, viernes y sábados (22.30 hrs.). “Fue buenísimo en cuanto al público y crítica. Y nosotros no lo previmos. No pensamos que le iba a ir tan bien”, señala Rudolphy, que terminó a sala llena en el Centro Mori.

“El público se está acercando a un teatro más realista. Más cercano a uno. Menos de forma y más de contenido. Esta obra muestra un punto de vista sobre relaciones. E igual que en el cine, provoca una identificación con los personajes. Eso enganchó al público”.

Illanes lo acercó a las relaciones juveniles de hoy, “un acierto”, a juicio de Alvaro. “Hay traición, mentira, doble discurso. Es un espejo bastante crudo. Y lo más destacable es el hecho de no querer ver. No querer recordar, ni identificarse”.

Los personajes se reencuentran 10 años después de haber vivido una fuerte experiencia que los marcó por siempre. “Y para algunos es como si nada. Mejor no hablar de ciertas cosas, como dice Sumo. Eso es súper de nuestra época. A uno le pasan cosas muy fuertes con los amigos, las parejas o la familia, y tiempo después lo que hacemos es taparlo”. Ahí está gran parte del atractivo de la propuesta. “A veces es un mecanismo totalmente inconsciente. Uno, de verdad, olvida por no querer enfrentarse al dolor. El mismo hecho resulta distinto para cada uno”.


Rudolphy sigue también con funciones, en regiones, de “Escape Libre”, el montaje (que sería un monólogo, si no fuera por la compañía de la cantante Valentina Moyano) en el que actúa, dirige, produce y escribe, que también tuvo temporada en el Mori.

Además, trabaja a tiempo completo en la nueva producción nocturna de TVN, la historia que Pablo Illanes prepara para el 2009. “Todavía hay que echarle harto carbón”, dice, excusándose de no dar detalles porque están recién en el inicio.

Lo suyo son las teleseries nocturnas. “Me es más atractiva la forma en que abordan los mismos temas que en todas las teleseries. Se hace de manera más veraz, más cruda. Es más atractivo desde el punto de vista del actor y del espectador. Hay una más amplia gama de matices”, señala.

“El señor de la Querencia” les dejó la vara alta. “No hay ninguna presión, pero, de que vamos a cumplir, vamos a cumplir”.

—¿Te queda cada vez más cómodo el rol de director?
—Me gusta el teatro que habla de las relaciones, de realismo. Y sí, después de la aprobación de esta obra uno siente una comodidad, un agrado por ejercer este rol. Ojalá pueda seguir haciéndolo.

—Tu elenco opina que eres muy exigente en la dirección…
—Nooo. Exageran. Me parece que hay un cierto grado de ironía ahí. Es como la obra, hay distintos puntos de vista para un mismo rol. No soy para nada estricto, al contrario.

—¿Es un acto de valentía en este probar nuevos roles, hasta en la ópera?
—Es diversificación. No hay que quedarse siempre en la misma tecla. Si las capacidades están, por qué no aprovecharlas.

—Incluso con toda la responsabilidad sobre tus hombros…
—Es un riesgo. No sé si es un acto de valentía o de masoquismo agudo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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